«Hay un hombre en el bosque»
[There is a man in the woods]
Creado por Jacob Streilein. Música por Michael Paul Kennedy. Adaptado al castellano y doblado por Enrique Colinet.
Según cuenta Jacob Streilein, cuando estuvo en primaria, los niños más mayores de su colegio difundieron un rumor que hizo del recreo una experiencia terrorífica. Desde entonces quiso hacer este corto para lanzar un poco de luz sobre ese rumor.
LETRA:
Hay un hombre en el bosque.
Es lamentable.
Antes de que el rumor empezase,
este colegio era respetable.
Mis alumnos solían bajar hasta el seto,
coger las flores de la madreselva
y tomar su néctar hasta dejarlo seco.
Excepto ese pequeño de ahí, Sid.
Su ceño fruncía cuando rondaban su trofeo
porque no soportaba tener que compartir
su tesoro en el recreo.
Recuerdo a Sid decir:
«¡Hay un hombre en el bosque!»
Y así el rumor comenzó.
Por supuesto, Sid fue el primero que lo vio.
Pobres criaturas.
No tardó en convencerles
de una patraña sobre un asesino
cuya destello afilado les avisaba del peligro.
Jugarse un cardenal, o peor, un funeral
por perderse en la espesura.
Los niños no dejaban de verlo.
«¡Mirad! ¡Allí!»
«¡Tiene orejas… de vampiro! ¡No puedo creerlo!»
«¡Y ojos como linternas!»
«¡También algo oxidado! ¿Su escopeta? ¡Debe serlo!»
«¡Y arrastra una pierna!»
Creedlo. Todo lo que se decía no era más que mentira.
Y Sid, lejos de ser indiscreto
era el único que seguía bajando al seto.
¿Quién más sería tan valiente
de arriesgarse a ser el siguiente?
Allí, en lo alto de la vereda
todos se sentían seguros.
Nadie quería ser el desafortunado de ser encontrado
pudriéndose en la arboleda.
Supliqué a los niños que pensasen,
que aprendiesen a ser maduros.
Pero después de que más rumores se desatasen
ya nadie creía que el colegio era seguro.
Sus miedos finalmente cuajaron,
y cuando ese día volvieron a casa
Sus padres se enteraron.
Todo se fue de las manos.
Recibí un montón
de mensajes y llamadas,
de familias angustiadas
llenas de terror y consternación
tras oír sobre el asesino
y mi indignante falta de atención.
¿Qué se supone que debía hacer?
¿Peinar el bosque?
Si, claro. ¿Lo harías tú?
¿Que no me importan los chavales?
¡Eso no es justo!
¡Esas historias no eran reales!
Por supuesto estaría arrepentido
si algún pobre chiquillo
hubiera sido raptado durante la siesta
y hubiera ignorado una historia que era cierta.
Pero no podías admitir
que tu pequeño y querido Sid
se inventase una patraña
y me acusaste de una artimaña.
¡Tu querido angelito jamás
podría inventarse tal abominación!
«Tiene mucha imaginación, tal vez,
pero mi niño no podría mentir…
¡Pídele perdón!»
¿Acusar a un niño de ser deshonesto?
¡Qué valor!
Los padres se indignaron,
y cuando la APA tomo cartas en el asunto,
sin dudarlo me echaron.
¡Como si ellos supiesen lo que es bueno para sus hijos!
¿Sabéis cuan complicada
se vuelve tu jornada
cuando una madre amargada
destruye tu reputación
con una acusación
de negligencia y falta de atención?
¿Quién vigila ahora a vuestros hijos?
¡Todos en fila de uno!
Todos en fila de uno.
Cerdo sibilino.
¿Un asesino en los pinos?
¿De verdad? ¿Creéis a este cretino?
¿Y me acusáis de ser mezquino?
El crío decide cambiar mi destino,
nadie cuestiona su mentira
y ahora todos me tratan como a un asesino.
¡HAS DESTRUIDO MI VIDA!
Esos niños tenían suerte de tenerme.
¿Acaso no ves lo que has hecho?
Pero puedo seguirte el juego,
seré un hombre nuevo.
Más todo tiene un coste.
(Ahora) Hay un hombre en el bosque.
Jacob Streilein.
Michael Paul Kennedy.
Enrique Colinet.