¿Cómo se siente estar en los veintitantos?
«Le llaman la “crisis del cuarto de vida”. Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años. Te das cuenta de que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios por diferentes cuestiones: trabajo, estudios, pareja, etc. Y cada vez disfrutas más de ese trago que sirve como excusa para charlar un rato. Las multitudes ya no son “tan divertidas”, hasta a veces te incomodan o te aburren. Extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante. Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos eran verdaderos amigos otros no eran tan especiales después de todo. Te das cuenta de que algunas personas son egoístas y que, a lo mejor, esos amigos que creías cercanos no son exactamente las mejores personas que has conocido y que la gente con la que has perdido contacto resultan ser de los más importantes amigos para ti. Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor. Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que amaste tanto te pudo hacer tanto mal. O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor. Pareciera como si todos los que conoces ya llevaran años de novios y algunos empiezan a casarse y tener hijos. Quizás tú también amas realmente a alguien, pero simplemente no estás seguro si te sientes preparado para comprometerte por el resto de tu vida. Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos, y emborracharse y actuar como un idiota empieza a aparecerte verdaderamente estúpido. Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeño sueldo. Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no. Tus opiniones se vuelven más fuertes. A veces te sientes genial e invencible, y otras solo, con miedo y confundido. De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando. Te preocupas por el futuro, préstamos, dinero y por hacer una vida para ti. Lo que puede que no te des cuenta es que muchos de los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello. Todos nosotros tenemos ‘veintitantos’ y nos gustaría volver a los 15-16 algunas veces. Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito y todo un lío en la cabeza, pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos. Dicen que estos tiempos son los cimientos de nuestro futuro. Parece que fue ayer que teníamos 16. ¡¿Entonces mañana tendremos 30?! ¡¿Así de rápido?!
Hagamos valer nuestro tiempo, cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida».
-Alain de Jour
Hace unos días encontré este texto justo en el momento que más lo necesitaba. Creo firmemente que los veintitantos es la época de mayor aprendizaje y, también en la que más cometes errores. A veces sientes que la vida se pone un poco difícil o que la mochila te queda un poco más pesada de lo que te gustaría. Los días pasan rápido. Las experiencias se hacen cada vez más grandes y el futuro se acerca tal como un vehículo a gran velocidad.
A veces te sientes perdido, pues no sabes hacia dónde debes dirigirte para asegurarte un buen pasar en el futuro. No sabes si aferrarte al pasado y aprender de los errores. Vivir el presente y tomar lecciones, o planificar el futuro para que sea venidero. Pero lo cierto es que, mientras más rápido pasen los días, a veces te encuentras con que ya creciste demasiado como para recordar cómo era todo cuando apenas tenías 15 años, o cuando corrías por tu casa sin más preocupaciones que tomarte una leche fría o encontrar ese juguete que habías perdido.
Estás en medio de todo. Comienzas a notar cómo todos han crecido, al igual que tú. Pero, por alguna razón, aún te sientes en medio de la nada sin saber qué hacer y es ahí donde más aprendes, pues comienzas a descubrir, a conocer, a darte cuenta de que los veintitantos sí son la mejor época, porque estás viviendo el presente.