REGRESO A CASA – Daniel Habif
Amanecimos y un virus busca adueñarse del mundo y nos muestra que los muros en la frontera no son tan fuerte, que los memes no dan tanta risa como la angustia que generan, que a todos nos salió el Poncio Pilatos que llevamos dentro y nos hemos lavado las manos ante el dolor ajeno hace mucho, se nos han visto las costuras a todos, nos dimos cuenta que los abrazos nunca habían sido tan peligrosos pero tan necesarios, por fin volteamos a ver a los ancianos con el valor que merecen y el peso de la sabiduría que cargan, no queremos que se mueran, no queremos que se vayan.
Oremos como si no fuéramos a recibir respuesta, clamemos como si jamás nos fueran a escuchar, alabemos hasta que se revienten las ventanas de los cielos. En la noche vendrá el llanto, pero a la mañana las lagrimas serán de jubilo, ya se acerca la primavera, todo puede reverdecer y así será, si así lo queremos. YO si quiero, ¿Y tu, hermano?
La falta de coraje causa disminución de momentos increíbles, así que hoy no retrocederemos ante las dificultades. Hagamos de esto un hecho histórico que no sea marcado por las heridas, sino por LA EMPATÍA.
La vacuna de este virus esta en la SOLIDARIDAD de todos, en la disciplina y obediencia a las instrucciones de los expertos y sujeción a la autoridad, en el amor por el prójimo y la dulzura de nuestras palabras.
Me despido diciéndote: ¡TE AMO y BENDIGO en el nombre de Jesús! sin importar de donde seas, que ideología tengas, que religión o postura política defiendas, no dejaré de creer en el hombre porque la bondad vive en sus ojos, yo la he visto querido mío.
Este dolor no debe ser estéril, debemos salir de esta mejorados y así lo haremos. El mal nos ha puesto de rodillas, pero olvidó que justo de rodillas es donde somos más fuertes.
#danielhabif
#inquebrantables
«Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza».
(Jer. 29:11)